Breve Historia de la Música Para Cine
Aunque la primera película en incluir música fue "La Película de Sonido Experimental de Dickson" (1894/95, The Dickson Experimental Film) creada por William Dickson con su innovador Kinetófono (Kinetophone) hoy en día es considerada "música para cine" todas esas piezas musicales que fueron creadas para ir emparejadas con las imágenes que el público observa proyectadas en sus cines favoritos. Las composiciones musicales que pertenecen a este multimillonario mundo (statista.com declara que la industria del cine tuvo unos ingresos de 92.71 billones de dólares americanos solamente en 2014) están, sin embargo, muy lejos de aquellas obras pioneras escritas para esta línea de negocio.
La música de las primeras películas tuvo muchas formas: canciones cuyas letras eran expuestas en la pantalla, introducidas en paisajes para crear emoción, para apoyar imágenes fantasma, e incluso para hacer saber a la audiencia cuando tenían que entrar y salir de las salas de proyección. Sin embargo, la música que podría decirse que cambió todo en el ámbito fue la realizada por Max Steiner en la banda sonora de King Kong (1933). Su nueva técnica de composición y sincronización dio lugar a "la era del estilo clásico" en la composición de cine, un término que duraría desde 1933 hasta los años 60.
Junto a esta era empezó un período conocido como "la época dorada de Hollywood", que duraría hasta 1950. En esos tiempos, una media de 500 películas fueron producidas anualmente, de ahí esa denominación. Durante la época dorada las composiciones orquestales tuvieron un papel predominante en la música para cine, pero durante los años 40 nuevas ideas como elementos de Jazz y de música contemporánea del siglo 20 fueron introducidas por compositores como Bernard Hermann y David Raskin.
El estilo de Steiner se quedó en las memorias de los cinéfilos durante veinte años, desde los años 30 hasta los 50. A pesar de ello, algunas nuevas composiciones experimentales compuestas durante este período ya apuntaban a una nueva dirección. Más tarde el tiempo confirmaría que un vocabulario más disonante, atonal y de músicas populares impregnaría las partituras del mundo del cine. El aumento en popularidad de nuevos estilos musicales entre la juventud, como el Rock and Roll y las Big Bands, forzó en cierto modo a los compositores a incluir estos géneros en las bandas sonoras de las películas donde el "personaje rebelde" empezaría a convertirse en una tendencia.
Una de las composiciones más brillantes durante este período fue la creada por Alex North para el film "A Streetcar Named Desire" (Un Tranvía Llamado Deseo) para la cual el uso del vocabulario de Jazz y la disonancia, en una forma clásica, hizo de esta banda sonora algo diferente y contribuyó al nacimiento de un nuevo estilo musical.
Otra distintiva pieza musical de este tiempo fue el mega-hit "Moon River", compuesta por Henry Mancini. Esta composición fue el tema principal de la película "Breakfast at Tiffany's" (Desayuno con Diamantes) y se convirtió en la canción característica de la carrera musical de Mancini.
Durante los años 60, los productores y directores estuvieron obsesionados con los temas principales (theme tunes) Era común que todas las películas tuvieran su propia canción cantada por el personaje principal. Más tarde, sin embargo, esto cambiaría, y la inclusión de canciones populares en las producciones detendría el enlace entre el personaje principal y la música. La banda sonora de Easy Rider (1970, Buscando mi Destino) fue compuesta por una serie de canciones de Rock que incluía artistas como Jimmy Hendrix, The Byrds, Steppenwolf, entre otros. Relacionar las escenas de la película con "La Generación de Woodstock" mediante el Rock (Richard Davis, Complete Guide to Film Scoring, Berklee Press, 1999) resultó ser una estrategia perfecta de los estudios cinematográficos para vender más discos y, por lo tanto, hacer sus films más rentables.
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El uso de la música orquestal siguió un camino paralelo en el negocio del cine al mismo tiempo en que crecía la oferta de músicas populares en las producciones. La invención de los grabadores multi-pista y de los sintetizadores (1960s) añadió nuevas posibilidades a una industria en su apogeo de la experimentación.
Con la adición de los sintetizadores al dominio musical, se crearon nuevas oportunidades sonoras para la creación de música para cine. La composición de sonidos extraños parecía más fácil que nunca, así como la emulación de todo tipo de instrumentos reales. Todos ellos en las simples teclas del sintetizador.
Presta atención a la línea de bajo característica tocada por un sintetizador Moog en el film de James Bond 007 "On Her Majesty's Secret Service", (1969, Al Servicio Secreto de su Majestad)
En 1974 Jerry Goldsmith compuso la música para la película "Chinatown". La instrumentación de su composición incluía; cuatro pianos, dos harpas, una trompeta y sección de cuerda (Complete Guide to Film Scoring, Berklee Press, 1999) La sorprendente característica de esta obra fue que los pianos habían sido "preparados" previamente para la grabación de las partes. La preparación consistió en añadir objetos a las cuerdas del piano para cambiar el sonido y / o para desafinarlo intencionadamente.
Las composiciones orquestales parecían estar pereciendo. Se presagiaba inevitable que las músicas populares y experimentales terminaran adueñándose del mundo de la composición para cine por completo. Fue entonces cuando Steven Spielberg y el célebre compositor John Williams pusieron de nuevo las bandas sonoras orquestales en el punto de mira, y se quedarían en ese privilegiado lugar hasta hoy en día. El mítico "leitmotif" en el film de Spielberg Jaws (1974, Tiburón) es para muchos el más reconocible que jamás se haya escrito en una composición para cine. Esta composición "ha sido acreditada en numerosas ocasiones como el principio de una resurgencia del uso de sonidos orquestales tradicionales y de un vocabulario Romántico, quizá Neo-Romántico" (Richard Davis, 1999). Dos años después, en 1976, un "hit" incluso mayor fue compuesto por Williams en la película de George Lucas "Star Wars" (La Guerra de las Galaxias). Esta composición clásica difería de las compuestas por Steiner, incluía lenguaje musical Romántico, pero también técnicas de composición contemporáneas.
A día de hoy no es difícil encontrar películas que combinen todos estos vocabularios; técnicas orquestales, músicas populares, experimentales, sintetizadores, etc. La miríada de posibilidades para componer música para cine son virtualmente incontables en el período actual, y los amantes del cine deberían estar agradecidos por ello. Ningún tiempo pasado disfrutó de tanta riqueza, variedad y calidad en las bandas sonoras.
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